Jornada 9. Liérganes. Santander. Hazas de Cesto.

Sábado, 15 de Agosto de 2009. Vacaciones, sábado, y nosotros madrugando… y encima para tirar unas bolas de golf. Curioso «deporte» que no había practicado en mi vida y que no me llamaba nada la atención. Lo único que me atraía de la actividad (de confraternización entre Víctor y el señor Joaquín, para qué negarlo) era disfrutar de esos paisajes verdes de Cantabria, en principio. Y digo en principio porque luego se le coge el gustillo a eso de colocar las manos raro, doblar rodillas, balancearse y soltarle una buena hostia a la bola y ver que vuela… o al menos que va lejos. Arancha, siento haberte arruinado tu momento de gloria 🙂

Realmente le di a dos bolas medio bien de las diez que intenté y eso parece que es un éxito la primera vez. Quizá me aficione, hay que probarlo todo para ver si realmente te gusta… o no.

Después de haber descargado un poco de adrenalina dejamos los palos de golf y nos fuimos a pasear por Liérganes (F+), un bonito pueblo cántabro del interior que nos recomendaron los padres de Arancha y por donde discurre el río Miera. Allí, en el puesto de información turística nos hablaron del hombre pez, extraño ser perturbado que mitad historia, mitad leyenda había desaparecido en el Cantábrico y aparecido en Cádiz semitransformado en pez. Además de disfrutar de mi narración de los hechos paseamos por las cercanías del Puente Romano, que no es romano ni nada, fue construído sólo hace unos pocos cientos de años. Andamos por sus cuidades calles empedradas y tuvimos que aliviar el calor presente remojándonos en el río.

Con la hora encima nos dirigimos a Santander (F+++), lugar donde habíamos reservado para comer. Antes del almuerzo, nos dio tiempo para visitar su Faro del Cabo Mayor y sus preciosas vistas al Cantábrico, sitio muy recomendable si vais por la capital cántabra.

Fuimos a comer al restaurante El Limonar, cerca del ayuntamiento, repitiendo pastel de cabracho (¡¿por qué es tan difícil encontrarlo en Madrid?!) y viendo a Arancha disfrutar de todos y cada uno de los postres.

Para bajar la comida y para poder ver lo mejor posible la ciudad, que Víctor no había visitado antes, alquilamos unas bicis (también servicio gratuito, mediante fianza con tarjeta de débito o crédito) y pudimos disfrutar del Parque de La Magdalena, del carril bici a lo largo del puerto marítimo y de un delicioso paseo por la Playa del Sardinero bajo la lluvia y con puesta de sol con arcoiris finalmente.

Para rematar el día, nos fuimos a cenar al Restaurante Arreondo, en Hazas de Cesto (F+). Para nuestra sorpresa (aunque se está convirtiendo en costumbre en nuestros viajes) el pueblo estaba en fiestas así que, tras la sabrosa cena y de la buenísima botella de vino tinto que atacamos entre Arancha y yo, nos fuimos al prado a echar unos bailes con la Orquesta África. Fantástico cuasi fin de fiesta para nuestras vacaciones.

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Jornada 8. Noja e Isla: El Cabo de Quejo.

Viernes, 14 de Agosto de 2009. Después de un buen desayuno, una ducha calentita en un baño como dios manda y de reponer fuerzas, nos dispusimos a buscar nuevo hotel para el fin de semana, ya que en el que pasamos la noche no tenían ni una habitación disponible (y la que había sido nuestra, tendría nuevos inquilinos).

Encontramos uno de nivel parejo aunque algo más caro y más lejos de la playa… pero tampoco estaba la cosa para poner pegas así que reservamos y nos dirigimos a Isla, al encuentro de Víctor con «sus suegros», plato fuerte del día 🙂

Llegamos a Isla, pequeño pueblo que pertenece a Arnuero (Cantabria) para encontrarnos de nuevo con Arancha. Nos mostró las playas de la zona y nos llevó a las cercanías de una antena de telefonía que permite el acceso a unas pistas que ascienden hasta el Cabo de Quejo (F++). El paisaje que se nos presentaba bien podría tratarse de las tierras escocesas por sus verdes colinas y el azul del mar en contraste. El Sol radiante de ese día permitió que disfrutáramos de unas vistas espectaculares… y de que me churruscara cara y cuello, además.

Después del paseo bajamos a la playa a refrescarnos, allí se encontraba Víctor con su «suegra» y con su «cuñada». La familia de Arancha nos había invitado muy amáblemente a comer, ofrecimiento que no pudimos rechazar. También conocimos, a pie de playa, al «suegro» y una vez hechas las presentaciones pertinentes nos dimos todos un refrescante baño.

La comida resultó buenísima: el chicharro (jurel) a la parrilla, los filetitos,… las botellas de sidra y txakolí bien fresquitas, ese vino tinto delicioso…

No pudimos culminarla con una siesta de verano porque nos ofrecimos a ir a por el postre y porque queríamos aprovechar después para recorrer las cercanías en bicicleta (en Noja, Isla y pueblos de alrededor hay servicio de préstamo gratuíto). Bajamos hasta la peligrosa playa de La Arena… y ascendimos la pendiente (¡¡Arancha, a tope de forma!!). No hubo valor para subir a «la antena» y después de la subida a Chilla ya entiendo por qué 🙂

Volvimos al hotel con el tiempo justo para darnos una ducha y cambiarnos de ropa y es que de nuevo nos reuníamos con la familia de Arancha para la cena, esta vez en un restaurante de Noja, a orillas de la Playa de Trengandín. Uno de los mejores rodaballos que he probado y, sin duda, el mejor postre de hojaldre (mmm, pienso volver, sin duda). No hay manera de agradecer a Arancha, Ainhoa y a sus padres la hospitalidad y trato dispensados todo el día.

Para terminar la noche, a pesar de la contaminación lumínica de la zona, estuvimos un rato deleitándonos con el cielo de verano, en el que destacaba su triángulo (Altair – Águila, Deneb – Cisne, Vega – Lira), Hércules y la Vía Láctea o Camino de Santiago.

Totalmente derrengados, nos fuimos a la cama… que al día siguiente tocaba madrugar, otra vez.

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Jornada 7. Castro, Laredo y Noja.

Jueves, 13 de Agosto de 2009. Desayunamos en nuestro resort y salimos a visitar Castro con la luz del día. Además de la peña en la que habíamos estado la noche anterior, ruinas, busto de Cayus Urdialus y demás cosas, pudimos disfrutar del puerto y de sus acantilados con la luz del Sol de un día precioso. Para despedirnos del hotel, nos llevamos un recuerdo (homenaje a Fran, jijiji… ) y nos fuimos hacia Noja.

En Noja tuvimos algunas dificultades para encontrar alojamiento. La opción camping no calaba y es que los días de perroflautismo habían hecho mella y buscábamos la comodidad y limpieza de un hotel, aunque tuvieramos que gastar algo más de dinero.

Tras varias respuestas de «completo» dimos con un hotel muy majo y moderno a escasos metros de la playa y desde cuya ventana se veían las playas de Ris e Isla. Nos instalamos, dejamos el coche en el parking y nos fuimos a dar un paseo más, esta vez por la Playa de Ris, que destaca por sus formaciones rocosas en la playa, para Víctor riscos cortantes con los que autolesionarse 😀

Una vez abierto el apetito, al chiringuito a comer paella. Elegimos un restaurante cuyo servicio era totalmente surrealista. Por comentar algo, había un cartel de que había que pedir mesa en la barra, cosa que hicimos. Después nos enteramos que eso no valía para nada y había que pedírselo a la camarera. Marta su nombre, por cierto (¡¡un saludo, maja!!), que nos hizo pasar también un buen rato a la hora de los postres ya que «miraditas», con su habitual habilidad para granjearse favores de las féminas hosteleras se había ganado helado y yogur, ¡¡un crack!!

Aprovechamos que teníamos una morada curiosa y que la paella y el vino nos estaban amodorrando para echar una siestecilla de una horita antes de ir a Laredo.

Interminable playa la que pateamos esta vez, más de dos horas de paseo por la arena antes de subir a la Atalaya (F++) que no pudimos disfrutar completamente ya que había poca luz y tenía hora de cierre, así que habrá que volver.

Nos citamos con Arancha en el centro y nos fuimos a cenar, pastel de cabracho… ¡al fin! y una selección de foies, ¡qué ricos! Acabé realmente saciado.

De vuelta a Noja intentamos dar con algún hotel disponible para los días siguientes, imposible. Así que lo dejamos para el día siguiente y nos fuimos a tomar la copita de rigor antes de irnos al sobre… esta noche con polizona en la habitación 😀

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Jornada 6. Hondarribia, Pamplona-Iruña, Vitoria-Gasteiz y Castro Urdiales.

Miércoles, 12 de Agosto de 2009. Mala noche, mal despertar y yo con malas pulgas… para rematar la que nos sirvió el desayundo café y tostada parecía que no había probado los All Bran en la vida. Por fortuna, todo lo malo se me quita solito después de la ducha y el desayuno, item más si hay un periódico en la mesa. Así que en seguida me puse otra vez de buen rollito 🙂

Nos depedimos, ya hasta Madrid, de Osquitar y Laury, y Víctor y yo abandonamos la costa por unas horas, para visitar un par de ciudades de esas que siempre se quedan «por ver».

Llegamos a Pamplona-Iruña a mediodía, con gran calor, no húmedo como en la costa pero incluso más castigador, después de una hora y media de coche por unos paisajes preciosos (Víctor, te quedas dormido en lo mejor).

Aparcamos en las cercanías de la la plaza de toros así que fue sencillo hacer a la inversa el recorrido de los mozos y toros en Sanfermines para, después, esta vez sí, hacerlo en el orden correcto ¡¡y corriendo!!, ante las extrañadas miradas de los viandantes.

Comimos de pintxos, que no tienen nada que envidiar a los de Donosti, al menos los de los bares de la Calle Estafeta y después de un paseo para hacer la bien la digestión volvimos a subir al coche.

Siguiente destino: Vitoria-Gasteiz (F). Paseamos por sus calles, observando el maravilloso mundo de las chanclas de dedo y visitamos el curioso refugio de gatos, entre otros puntos de interés. A destacar de la ciudad su Plaza de la Virgen Blanca y un par de sitios que nos apuntamos porque parecía poderse comer muy bien. Cuando hubimos cargado bien los gemelos (la cantidad de kilómetros que hemos hecho a pata), y ya con el cuerpo pidiéndonos volver a la Costa Cantábrica, pusimos rumbo a Castro Urdiales.

En Castro nos costó bastante encontrar sitio para dormir y es que, a pesar de la tan cacareadad crisis, los hoteles y hostales estan siempre completos, da igual la categoría o ubicación, esa es nuestra experiencia este año en varios sitios en este sentido. Finalmente dimos con una pensión que nos ofrecía cena, habitación sin ventanas, baños compartidos y desayuno por 45 euros… una ganga y, aunque estábamos ya un poco hartos del perroflautismo de camping, compartir baño y demás… no había mucho más donde elegir.

Cenamos relativamente bien y nos fuimos a dar una vuelta por el puerto y por la peña, iglesia, puente mediaval y demás conjunto histórico  mientras Víctor me contaba la historia de Cayus Urdialus, en represalia a los pines que le había repartido yo con el dichoso casino, el aquario y demás en San Sebastián 🙂

Para cerrar la noche fuimos a tomar una copilla, que realmente fue un copazo, con su Ponche Caballero, su limón, su naranja, su cocacola light, y su medio giro con el agitador, así que Castro Urdiales (F+) gano un positivo gracias a esto… y a la camita a descansar.

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Jornada 5, Donosti, Hondarribia, Saint Jean de Luz, Biarritz.

Martes, 11 de Agosto de 2009. Nos levantamos pronto, como estaba siendo costumbre ya, para desayunar antes de que el ticket de la OTA cumpliera (creo que nos hemos gastado más en tickets que en copas). Muy buena la cafetería elegida por Nacho e Itxaso, muy rico el desayuno… y sobre la señorita que nos atendió ya no digo na’ 🙂

Cogimos el coche y nos desplazamos bordeando la Playa de La Concha hasta los pies del Monte Igueldo al que accedimos por el funicular. A diferencia de otras veces en las que he visitado el parque esta vez estaba abierto y las atracciones en marcha. El parque es muy antiguo y está casi exclusivamente dedicado a niños pequeños, pero aún así, tiene su encanto.

Cuando nos cansamos de patear el parque bajamos de nuevo en el funicular, renovamos el ticket de la OTA y nos fuimos al Peine de los Vientos. Después andamos La Concha (F+++) hasta llegar de nuevo al Casco Viejo para comer de pintxos en el Txalupa, regándolos de su mejor txacolí fresquito y acabando en La Mejillonera, como viene siendo tradición.

Telefoneamos a Osquitar y Laury y quedamos con ellos de nuevo a los pies del Igueldo, así que recorrimos de nuevo toda La Concha con los pies remojándolos en las aguas del Cantábrico para volver. Hete aquí que en nuestro paseo nos cruzamos con el mismísimo Meho Kodro, en carne y hueso, paseando como nosotros a lo largo de la Playa de La Concha en sentido opuesto (según me comentaron tiene una lujosa casa a escasos metros de la ría y el Casco Viejo, cerca de allí). La foto de rigor no faltó, ante las risas de Víctor, que seguía pensando que todo esto tenía que estar preparado… al estilo del Show de Truman, en este caso, el Show de Titi.

Una vez llegados a nuestro destino contamos a Osquitar y Laury la anécdota y en seguida partimos hacia Hondarribia. Aunque sólo he estado, con ésta, dos veces, y la primera fue hace un año, me resultaba todo familiar y no erré el camino hacia el faro donde se ubica el camping donde reservaríamos parcela para nuestras tiendas.

Tras instalarnos, cogimos de nuevo coche para visitar un par de ciudades ya en territorio francés: Saint Jean de Luz (F+) y Biarritz (F++). Son villas eminentemente turistas, muy bonitas y cuidadas. Con sus calles atestadas casi a partes iguales de franceses y extranjeros (como nosotros y mayoritariamente donostiarras).

Quizá influyera que necesitaba un poco de paz y sosiego, quizá influyera la puesta de Sol y que no hubiera apenas gente en ella,… La Playa de Biarritz sencillamente me enamoró.

Volvimos a Donosti con el tiempo justo para aparcar y disfrutar de los fuegos artificiales del martes, que ése día correspondía a la delegación valenciana. Después, a cenar de nuevo de pintxos y vuelta a Hondarribia a dormir… malamente. Suelo duro, yo sin esterilla y con el Conde Drácula durmiendo al lado 🙂

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Jornada 4, San Juan de Gaztelugatxe, Lekeitio, Getaria, Donosti.

Lunes, 10 de Agosto de 2009. Víctor, Zoe y yo nos levantamos temprano para quedar con Osquitar y Laury y disfrutar de uno de los sitios más bonitos de las cercanías de Bilbao: San Juan de Gaztelugatxe (F+++).

Padecimos para llegar a la ermita desde el Eneperi, donde dejamos el coche. Una generosa caminata hasta el principio del desfiladero de escaleras y luego la ascensión de las mismas… ¡y después la vuelta!

Las preciosas vistas y la paz que allí se respira merece la pena a todo el esfuerzo.

Tras abrir apetito con la primera visita del día recorrimos la carretera de la costa Bilbo-Donosti (N-634) hasta dar con Lekeitio, bonita villa vizcaína donde disfrutamos de una riquísima comida en un restaurante del puerto pesquero e iniciamos a Zoe en la tradición del chupito de licor de hierbas después de comer (mucho mejor el patxarán, digo yo).

Osquitar y Laury regresaron a Bilbo para visitar la ciudad mientras que Zoe, Víctor y yo continuamos hacia levante para ver Getaria, sus calles y su puerto pesquero, en el que nos encontramos una réplica de la Nao Victoria que utilizara en tiempos Elkano (natural de este municipio) para dar su vuelta al mundo.

Tanto Lekeitio como Getaria son pueblos mayoritariamente nacionalistas, pero el temor que Víctor traía consigo por este tema creo que se fue disipando a medida que recorríamos la zona. También me vino bien para sacarlo a colación y repartirle un par de pines a Zoe sobre el problema vasco… ¡lo que practiqué el inglés esos días!

Antes de que dieran las 10 de la noche teníamos que estar en Donosti para que Zoe hiciera el check-in en su hostal así que apresuramos la marcha y llegamos apurados cual Cenicienta en su gran noche. Dejamos allí a la neozelandesa y nos fuimos a pasear por San Sebastián (F+++), donde aproveché para señalar el acuario y el casino (Titi, no fue mala intención engañarte), y después a tomar unos pintxos en el Sport (junto con el Txalupa y La Mejillonera, de mis sitios preferidos de Donosti). Ya con el estómago lleno (¡y de calidad!) nos fuimos a disfrutar de los fuegos y es que Donosti estaba vestida de Aste Nagusia.

Cerca de la medianoche nos encontramos de nuevo con Zoe (como hay poca gente en Donosti, es fácil… ¡¡el show de Titi!!) y quedamos con Nacho e Itxaso para tomarnos una copilla y recogernos pronto en su hogar pues estábamos agotados.

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Jornada 3, adiós al Sella. De Llanes a Bilbao.

Domingo, 9 de Agosto de 2009. Habiendo descansado durante toda la noche del sábado nos dispusimos a aprovechar la mañana y el resto del día por la costa asturiana y cántabra. Salimos bien temprano dirección Ribadesella aireando las mudas y cruzándonos de camino con supervivientes (casi zombies) del Aquasella, la fiesta de bakalao que se organiza en Arriondas ese fin de semana.

Pasamos de largo Ribadesella, ya que aún estaban de fiesta, y pusimos rumbo a Llanes (F) donde desayunamos de lujo en una exquisita chocolatería. Una vez repuestas las fuerzas fuimos a pasear por su puerto pesquero, con sus característicos cubos rompeolas pintados de colores. Más tarde, al rencuentro de la Playa de la Ballota (F+++), preciosa, junto con Fécamp, Biarriz, Sopelana y Bakio, entre mis preferidas. Andamos descalzos por su arena, escudriñamos sus cuevas, nos refrescamos con su agua salada y nos recreamos en su paisaje y en sus olas. Perdimos la noción del tiempo y nos relajamos después de la fiesta y paliza de los dos días anteriores.

Nos acercamos a comer a Santillana del Mar (F) (ni santa, ni llana, ni con mar) en un bar de su plaza. Poco después, lástima, teníamos que despedirnos de nuestras queridas compañeras de viaje que volvían a la capital.

Víctor y yo seguimos adelante, visitamos la villa, paseando mientras bajábamos la comida, recorriendo sus calles salpicadas a cada poco de puestos de venta de recuerdos, camisetas y dulces típicos de la zona.

Después, nos tocaba un buen trayecto en coche, y es que Txelu, Irene (¡gracias anfitriones!), Osquitar y Laury nos esperaban en Bilbao para pasar la noche allí.

Aún nos depararía una sorpresa más el día y es que, mientras cenábamos improvisadamente en el Burguer de la estación de tren de Abando (ante la falta de alternativas culinarias abiertas), se nos acercaba una chica extranjera y un poco perdida preguntando por tren a Donosti o en su defecto un hotel donde pasar la noche. Txelu le ofreció que compartiéramos la casa con ella esa noche y aceptó, aunque algo cortada. Tras ello la ofrecimos llevarla a San Sebastián al día siguiente en nuestro coche, pero con una condición, no poner objeción en parar en cada sitio que nos gustara por el camino, ya que tomaríamos la carretera de la costa y no la autovía. Se mostró encantada… y así es como Zoe se incorporó al grupo.

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Jornada 2, Los Lagos de Covadonga

Sábado, 8 de Agosto de 2009. Como es tradición en Arriondas los borrachos escandalosos no nos dejaron pegar ojo más de unos pocos minutos así que, en seguida, nos levantamos, nos aseamos como buenamente pudimos y nos dirigimos a la ribera del Sella a disfrutar de la salida de los palistas federados tras la lectura del manifiesto y canto del Himno de Asturias.

Tras la salida, nos fuimos a desayunar a un bar del centro donde nos encontramos a Gonso (Localquattro) y a toda la clientela pendiente únicamente del desarrollo del Descenso. Dimos cuenta de los pinchos del desayuno y nos pusimos rumbo a Cangas de Onís para dejar el coche y tomar el autobús con destino a Los Lagos de Covadonga (F++).

Covadonga es un lugar con mucha leyenda;  es evocar a Don Pelayo y el inicio de La Reconquista (seguramente unos cuantos guerreros astures que repelieron algún pequeño ataque islamista) y del dicho: «Asturias es España y el resto territorio reconquistado».

Ascendiendo desde el santuario llegamos al Parque Nacional de los Picos de Europa (nombre que pudimos escuchar en varios idiomas gracias a Arancha) y, a pesar de la densa niebla, pudimos disfrutar de un paseo de un par de horas por las proximidades de los lagos, realizar visitas a la exposición, caminar por las minas, saludar a «Les vaques» y comer caliente en un refugio de la zona. Por fortuna, después del café, las nubes levantaron un poco (¿se veía un ciervo?) y gozamos de unas vistas que nos invitan a regresar y es que, como siempre, dejamos cosas por ver.

Apurando el tiempo bajamos  en uno de los últimos autobuses del día, momento que aprovecharon Víctor, Arancha y Lara para echar una cabezadita más.

Tiempo para pasear por el pueblo de Cangas de Onís, sentarnos bajo su Puente Romano y regresar a Arriondas a descansar un poco antes de salir a cenar y a repetir sidra… el descanso se alargó con un «un cuartito de hora más» hasta las 6 de la mañana. Hay prioridades, y en la tienda de campaña, al refugio de la lluvia y el frío, se estaba muy agustito.

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Jornada 1, de Madrid a Arriondas

Viernes, 7 de Agosto de 2009. Volvemos donde lo dejamos. Si el año pasado las fiestas del Descenso Internacional del Sella marcaban el final de nuestras andanzas, este año eran el pistoletazo de salida. Dejamos Madrid con la canícula en sus horas álgidas dirección Arriondas. Recuerdos del año pasado y proyectos para éste eran foco de nuestras conversaciones piloto-copiloto.

Lo único que ocultaba a mi hermano Víctor era que se iba a encontrar, una vez cruzado el Sella, con Arancha, sorpresa agradable a más no poder. Mi comunicación con Lara a escondidas fue digna de Ethan Hunt en Misión Imposible.

Un par de paradas para reponer fuerzas, para cambio de conductor y cerca del ocaso cruzamos los túneles de la A-6 (sólo recuerdo el nombre del de Pando, soy un friqui) que transformaron un cielo azul y un Helios castigador en una densa niebla que nos transportó a lo que bien podría ser un mes de Noviembre en el Valle del Tiétar y nos dividió por dos la temperatura ambiente.

Llegados a Arriondas y, una vez el coche aparcado, fuimos al encuentro sorpresa de Arancha y Lara y, en seguida, a atacar la sidra que tan rica sabe en estas latitudes. Antes de que el fermento de manzana nos nublara el entendimiento instalamos la tienda y mudamos las ropas a unas más acordes con el tiempo y festejo, aunque hubo quien sólo tenía sandalias y pagó la osadía con un dedo muñón 🙂

Reimos, bailamos y bebimos sidra en tal cantidad que en La Última Cena tocarían a más de dos por cabeza… y nosotros éramos cuatro. Nos fuimos a la cama cuando el cielo ya clareaba. Gran noche la de Arriondas, para disfrutar y recordar.

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Vamos que nos vamos (al Cantábrico otra vez)

Ruta norteña

Y es que leer en el blog publicaciones del año pasado de la rutita norteña [1] [2] [3] [4] [5] [6] [7] me está poniendo los dientes largos y me está entrando un hormigueo por el cuerpo que no es normal.

Ya queda poquito para disfrutar otro año más de este viaje. Con que fuera la mitad de grande que el año pasado ya sería mucho, pero queremos más y disfrutarlo a tope.

¡¡¡Vaaaaaaaaaaaaaaamos!!!

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