Tras volver del Cantábrico y pasar un fin de semana bici para arriba, bici para abajo en Madrigal, estábamos ya todos listos para afrontar parte del Camino de Santiago en Bici, en concreto el camino entre Santiago de Compostela y Finisterre (ida y vuelta) en cuatro días.
Viernes, 28 de Agosto de 2009. Después de la ordinaria jornada laboral, rápido a casa a ultimar el ligero equipaje para las alforjas (botero en mi caso) y a cargar la bici. La etapa «prólogo» iba a ser Fuenlabrada – Alcorcón ya que ahí habíamos quedado para repartirnos en coches con destino Santiago de Compostela y yo dejaba el mío en casa.
Sobre las once de la noche llegamos a Santiago y en seguida dimos con el Hostal Oregar donde teníamos reservado. Subimos las bicicletas, nos instalamos y nos fuimos a cenar a una pizzería que ofrecía 3×1 siempre que te llevaras las pizzas del local… así que cruzamos la calle y dimos cuenta de unas pocas de ellas. Sin más excesos nos fuimos a la cama, había que reservar fuerzas para la primera etapa.
Sábado, 29 de Agosto de 2009. Madrugamos pero la puesta a punto de bicis que se demoró un par de horas y el pertinente paseo por Santiago hizo que a mediodía estuvieramos aún en los alrededores de la Plaza del Obradoiro. Curioso, cuanto menos, que los bicigrinos del año pasado no acabaran en ella, eso sí que es un Camino de Santiago alternativo 🙂
Alrededor de las 13h, y con un bicigrino (Juan Luis) que se anexionó al grupo salimos con destino Olveiroa.
Para empezar bien el camino, a 8 km. escasos de Santiago, al poco de afrontar un duro repecho, rotura de cadena de mi hermano Óscar. Se puso negro el panorama y discutimos distintas alternativas (volver a Santiago a comprar o reparar, avanzar hasta el siguiente pueblo…) pero se nos apareció Santiago Apostol en persona con una llave de cadena y se pudo arreglar el entuerto… ¡qué suerte!
Mientras Osquitar, Víctor, Fonsi, Rai y «Santiago» se quedaban arreglando la cadena, Arancha, Laury, Mariana y yo avanzábamos hacia Negreira (a mitad de camino de Olveiroa) por duros caminos regados de eucaliptos y pinos. Allí en Negreira nos agrupamos de nuevo (incluso Juan Luis que se había descolgado) y compramos en un supermercado lo justo para comer, reponer líquidos y poder seguir la etapa.
Bien avanzada la tarde, 65 Km. después, nos recibia Olveiroa. Nos dirigimos hacia el albergue para sellar y pudimos comprobar que el nivel de peregrinas en bici, nuestras compañeras aparte, es alto… muy alto. También nos encontramos de nuevo allí a Juan Luis, al que pudimos ver con sus tácticas de ligue -«¿tenéis cartas?»- que no parecían tener mucho éxito.
Preciosa casa rural en la que nos alojamos en esta pequeña villa. Además, una sabrosa cena compuesta de caldo gallego y filetes, regados por vino de la zona (ribeiro), reparó en parte las secuelas de la dura jornada inaugural. Una copilla y sin fuerzas para más derroches nos fuimos a descansar.
Domingo, 30 de Agosto de 2009. Salimos temprano este día, para poder disfrutar de la puesta de sol en el Faro de Finisterre. Los caminos de esta jornada eran algo menos duros y los paisajes eran deprimentes campos y bosques arrasados en incendios de años pasados.
Tras un gran descenso bastante peligroso empezamos a vislumbrar el eterno Atlántico, la Costa da Morte.
Después de recorrer 35 km, y superadas algunas crisis llegamos a Finisterre. Sopesamos la idea de llegar hasta el faro (3 Km. de subida) o ir a comer. Optamos por dejar la visita al Faro para por la tarde y la fortuna nos regaló una grandiosa comida, tanto en calidad como en cantidad, en La Palmera, y además, a un precio estupendo.
Nos instalamos en el hostal, nos dimos un duchazo rápido y nos fuimos a disfrutar del agua de la Playa de la Langosteira antes de afrontar la subida al faro a pie (unos 4km desde la playa). En el Faro de Fisterra pudimos disfrutar de una puesta de Sol preciosa, equiparable sólamente a aquella que hace unos años me regalaron en El Palmar (Vejer de la Frontera, Cádiz).
Bajamos del faro, donde se encuentra el mojón que indica el Km. 0, ya de noche y nos dispusimos a cenar algo rápido en una hamburguesería para ir rápido a la cama, la etapa siguiente sería de nuevo larga y dura…
Lunes, 31 de Agosto de 2009. Vistas las etapas recorridas y las dificultades encontradas sopesamos hacer la vuelta por carretera en lugar de por los caminos ya recorridos. El resultado fue una etapa larga (68 Km) pero mucho más suave que las hechas hasta el momento. Aunque el clima, gallego al final, nublado y frío, nos castigó un poco, el trayecto hasta A Pereira se hizo cómodo.
Allí paramos a comer, en un restaurante de carretera que, como en toda esta zona, nos trataron de maravilla y nos regalaron comida de calidad, abundante y barata. Después de reposar unos minutos la comida, recorrimos el puñado de kilómetros que nos quedaban hasta Negreira.
Dimos pronto con el hostal, La Mezquita, en el que nos íbamos a alojar, cutre a más no poder, aunque suficiente para lo que queríamos, asearnos y descansar. Aprovechando que teníamos toda la tarde por delante salimos a tomar unas cañas, disfrutar de un paseo por el pueblo, y escuchar las anécdotas de «cerquitos».
Para redondear la jornada, cenamos en un sitio (muy chulo) con buen vino y mejor comida… había que celebrar que estábamos a un día de nuestro modesto objetivo.
Martes, 1 de Septiembre de 2009. Como colofón a nuestros días de «bicigrinaje» teníamos la etapa Negreira-Santiago de Compostela.
Aunque se adivinaba una jornada tranquila, una nueva rotura de cadena lleva la tensión al grupo. Por suerte teníamos un taller cercano y optamos por separarnos para no resentir la marcha del grupo… y es que también hay que contar que hay que volver por la tarde a Madrid.
Finalmente nos perdemos y tenemos que recurrir a móviles y demás para juntarnos de nuevo, para más inri Arancha sufre una caída… parecía que el Apostol no iba a estar hoy de nuestra parte.
Como no hay mal que cien años dure (y ni siquiera un par de horas en este caso) llegamos siguiendo algunas flechas a 4 km de Santiago, lugar que aprovechamos, las chicas para hacer una sesión de «hablemos de sexo» y los chicos para finalizar la etapa al sprint.
Víctor, atacando desde lejos revienta, yo aumento el ritmo pero Osquitar, picao, y Rai, que se había reservado todos estos días aguantan a rueda perfectamente mientras Fonsi recupera poco a poco. Finalmente, las calles de Santiago dictan sentencia y Rai se lleva la etapa llegando al centro de la Plaza de Obradoiro.
Quedamos con «Jokis» para comer, también está Feijoo por la ciudad, se nota el revuelo. Unos kebab (de nuevo comida rápida, el tiempo apremia) y unos cafés nos recuperan antes de emprender la vuelta a Madrid. Cargamos las bicis en los coches y nos despedimos. Aunque ha sido duro queremos repetir… queda dicho.
Un incendio, otro más, se vislumbra a traves del parabrisas… seguimos matando a esos bosques que nos han enamorado por el camino 🙁