Ecuador
Sábado, 29 de Enero de 2011.
Me había acostado el viernes después de pasar largo rato hablando de las bondades de España. Allí en Ecuador se echan mucho de menos. Ya echaba de menos muchas cosas y sobre todo a mucha gente de aquí.
Volví a salir a dar un paseo por el barrio de la madre de Adrián. Observando las construcciones (con carteles amenazantes para cacos y borrachos). No pude consultar nada de internet ya que abrían a las 12 de la mañana… digamos que no eran muy madrugadores.
Comí pronto, un ceviche (pollo con limón), para estar temprano para coger el avión de vuelta. A pesar del gran atasco llegué a las 13h al aereopuerto de Quito. Las numerosas gestiones (pago de tasas -$44-, aduanas y demás) me consumieron casi todo el tiempo antes de embarcar.
En la escala en Colombia consumí mis últimos dólares ($10) en comprar el café de Juan Valdés, en teoría, el mejor café del mundo. Debo ser mal cafetero, pero no creo que sea para tanto.
Pasé toda la noche en el vuelo, ya que llegaba a España a media mañana, y aún así no pegué ojo. Me tendré que resignar si es el peaje que tengo que pagar en mis viajes transoceánicos.
La experiencia ha sido inolvidable. Me ha encantado conocer esta tierra y a esta gente. Les deseo lo mejor en el futuro. Ecuador, aun con sus problemas de deuda, está creciendo mucho los últimos años, gracias en mucha parte al petróleo. Aunque los políticos aquí tampoco son una maravilla bastará que no sean ladrones profesionales para que la fuerza de la gente eleve al país a las alturas. Espero volver algún día y ver ese cambio en persona.
Hasta pronto, América…