Sábado, 22 de Enero de 2011.
Llegado el fin de semana tocaba excursiones con Sergio. Al fin el trabajo le dejaba disponibilidad para acompañarme por esta tierra y lo íbamos a aprovechar para acercarnos a la ciudad de Baños, a poco más de dos horas de Ríobamba.
Antes, Sergio tiene que repartir unos folletos en la plaza de Ríobamba así que aprovecho de nuevo para patear la ciudad, muy animada en la jornada festiva.
Según nos acercamos a Baños (en autobús, por supuesto $2) vamos disfrutando cada vez de más y más vegetación y una vez en el pueblo llama la atención la cantidad de turistas que hay, tanto nacionales como extranjeros, como nosotros.
El sitio esta preparado para absorver a tantos visitantes, hay multitud de tiendas de deporte y aventura donde organizar tus actividades: canoa, puenting, escalada, etc.
El lugar es propicio. El Río Pastaza atraviesa el pueblo dentro de un gran cañón y el volcán Tunguragua, semi-activo arroja cenizas al cielo nublado que amanaza lluvia. La indicaciones de hacia donde correr en caso de erupción están pintadas en el suelo de manera llamativa. Digamos que esto no ayuda a tranquilizar mucho.
Comemos en una pizzería muy económica ($2, con bebida) y para cenar vamos a un restaurante de perroflauta-pijos. Alitas a la barbacoa, perfectas ($7). Entretanto hemos visitado completamente el pueblo, sus rincones, su iglesia muy llamativa con cuadros y leyendas sobre la virgen que hace milagros y les protege, recomendable.
Para dormir hemos optado por un hostal israelita ($7,5) donde aprovechamos para ponernos al día navegando por internet y hacer tiempo echando un par de partidas de ajedrez ante la atenta mirada de un conejo que pasea por el jardín.
Es hora de irnos a dormir y descansar hasta la jornada del domingo para visitar el Pailón.