Jueves, 5 de Noviembre de 2009.
Para nuestra sorpresa al llegar al aereopuerto nos topamos con el mismo aparato que había tenido los problemas en la jornada antes, motivo por el cual Arancha ya empezó a hiperventilar.
De todos modos, el avión se levantó del suelo y nos llevó a Buenos Aires sin contratiempo ninguno. Allí, pudimos contactar con la persona de la agencia que felizmente nos arregló todas las excursiones y horarios en Ushuaia de manera que no perdiéramos nada de lo contratado.
Mientras esperábamos el nuevo vuelo pasamos otras horas muertas en el parque cerca del río a las afueras del aeroparque y, menos mal que salimos a la calle porque una vez dentro volvimos a coincidir con nuestros «amigos» los «chapas», los «bailarines ripenses» y el «vallisoletano» que creía vivir en un festival del humor.
Finalmente salimos rumbo a Ushuaia, haciendo escala en Ríos Gallegos donde las turbulencias casi hacía parecer el aterrizaje uno de tipo forzoso. Con el historial que llevábamos en las últimas horas, para estar tranquilo 🙂
Ya en Usuahia y con el típico despiste de Titi con su maleta nos llevaron al hostal donde, totalmente beoda, en bata y descalza, nos recibía la dueña a gritos de «soy un pescao«, memorable.
Después de dejar los equipajes dimos un paseo por San Martín, cenamos algo y nos fuimos a la cama… habían sido unos días muy intensos.