Jornada 7. Castro, Laredo y Noja.

Jueves, 13 de Agosto de 2009. Desayunamos en nuestro resort y salimos a visitar Castro con la luz del día. Además de la peña en la que habíamos estado la noche anterior, ruinas, busto de Cayus Urdialus y demás cosas, pudimos disfrutar del puerto y de sus acantilados con la luz del Sol de un día precioso. Para despedirnos del hotel, nos llevamos un recuerdo (homenaje a Fran, jijiji… ) y nos fuimos hacia Noja.

En Noja tuvimos algunas dificultades para encontrar alojamiento. La opción camping no calaba y es que los días de perroflautismo habían hecho mella y buscábamos la comodidad y limpieza de un hotel, aunque tuvieramos que gastar algo más de dinero.

Tras varias respuestas de «completo» dimos con un hotel muy majo y moderno a escasos metros de la playa y desde cuya ventana se veían las playas de Ris e Isla. Nos instalamos, dejamos el coche en el parking y nos fuimos a dar un paseo más, esta vez por la Playa de Ris, que destaca por sus formaciones rocosas en la playa, para Víctor riscos cortantes con los que autolesionarse 😀

Una vez abierto el apetito, al chiringuito a comer paella. Elegimos un restaurante cuyo servicio era totalmente surrealista. Por comentar algo, había un cartel de que había que pedir mesa en la barra, cosa que hicimos. Después nos enteramos que eso no valía para nada y había que pedírselo a la camarera. Marta su nombre, por cierto (¡¡un saludo, maja!!), que nos hizo pasar también un buen rato a la hora de los postres ya que «miraditas», con su habitual habilidad para granjearse favores de las féminas hosteleras se había ganado helado y yogur, ¡¡un crack!!

Aprovechamos que teníamos una morada curiosa y que la paella y el vino nos estaban amodorrando para echar una siestecilla de una horita antes de ir a Laredo.

Interminable playa la que pateamos esta vez, más de dos horas de paseo por la arena antes de subir a la Atalaya (F++) que no pudimos disfrutar completamente ya que había poca luz y tenía hora de cierre, así que habrá que volver.

Nos citamos con Arancha en el centro y nos fuimos a cenar, pastel de cabracho… ¡al fin! y una selección de foies, ¡qué ricos! Acabé realmente saciado.

De vuelta a Noja intentamos dar con algún hotel disponible para los días siguientes, imposible. Así que lo dejamos para el día siguiente y nos fuimos a tomar la copita de rigor antes de irnos al sobre… esta noche con polizona en la habitación 😀

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