Martes, 11 de Agosto de 2009. Nos levantamos pronto, como estaba siendo costumbre ya, para desayunar antes de que el ticket de la OTA cumpliera (creo que nos hemos gastado más en tickets que en copas). Muy buena la cafetería elegida por Nacho e Itxaso, muy rico el desayuno… y sobre la señorita que nos atendió ya no digo na’ 🙂
Cogimos el coche y nos desplazamos bordeando la Playa de La Concha hasta los pies del Monte Igueldo al que accedimos por el funicular. A diferencia de otras veces en las que he visitado el parque esta vez estaba abierto y las atracciones en marcha. El parque es muy antiguo y está casi exclusivamente dedicado a niños pequeños, pero aún así, tiene su encanto.
Cuando nos cansamos de patear el parque bajamos de nuevo en el funicular, renovamos el ticket de la OTA y nos fuimos al Peine de los Vientos. Después andamos La Concha (F+++) hasta llegar de nuevo al Casco Viejo para comer de pintxos en el Txalupa, regándolos de su mejor txacolí fresquito y acabando en La Mejillonera, como viene siendo tradición.
Telefoneamos a Osquitar y Laury y quedamos con ellos de nuevo a los pies del Igueldo, así que recorrimos de nuevo toda La Concha con los pies remojándolos en las aguas del Cantábrico para volver. Hete aquí que en nuestro paseo nos cruzamos con el mismísimo Meho Kodro, en carne y hueso, paseando como nosotros a lo largo de la Playa de La Concha en sentido opuesto (según me comentaron tiene una lujosa casa a escasos metros de la ría y el Casco Viejo, cerca de allí). La foto de rigor no faltó, ante las risas de Víctor, que seguía pensando que todo esto tenía que estar preparado… al estilo del Show de Truman, en este caso, el Show de Titi.
Una vez llegados a nuestro destino contamos a Osquitar y Laury la anécdota y en seguida partimos hacia Hondarribia. Aunque sólo he estado, con ésta, dos veces, y la primera fue hace un año, me resultaba todo familiar y no erré el camino hacia el faro donde se ubica el camping donde reservaríamos parcela para nuestras tiendas.
Tras instalarnos, cogimos de nuevo coche para visitar un par de ciudades ya en territorio francés: Saint Jean de Luz (F+) y Biarritz (F++). Son villas eminentemente turistas, muy bonitas y cuidadas. Con sus calles atestadas casi a partes iguales de franceses y extranjeros (como nosotros y mayoritariamente donostiarras).
Quizá influyera que necesitaba un poco de paz y sosiego, quizá influyera la puesta de Sol y que no hubiera apenas gente en ella,… La Playa de Biarritz sencillamente me enamoró.
Volvimos a Donosti con el tiempo justo para aparcar y disfrutar de los fuegos artificiales del martes, que ése día correspondía a la delegación valenciana. Después, a cenar de nuevo de pintxos y vuelta a Hondarribia a dormir… malamente. Suelo duro, yo sin esterilla y con el Conde Drácula durmiendo al lado 🙂
Ese día no me quedó ninguna duda, que las cosas no hay que prepararlas en ningún momento porque saben mejor si son espontáneas y son esas anécdotas las que se te quedan en el corazon