Como el año pasado fuimos a Soria (¡qué hermosa eres!) a celebrar los San Juanes. Fuimos el sábado tempranito y llegamos a la hora de las cañas o’clock, aunque allí no se estilan los pintxos o tapas que tan bien entran en esas horas.
Fuimos al «resort» que hemos cogido este año para dejar los macutos y dormir y, sin pausa, fuimos andando para el centro a refrigerarnos un poco (Guille se puso la alarma en el móvil para a las 5 de la tarde cambiar a copas… creo que cambiamos antes.)
Nos tomamos unos tintos, unos bocatas hechos artesanalmente (tardaron como una hora en hacer una tortilla) y ya cambiado el tercio (ron, ponche y algún que otro chupito) nos fuimos a los Agés (subastas)
En las subastas nos llevamos un rabo de toro (Javi y Guille sobrepujándose el uno al otro) y una bandeja de carnaza. También nos llevamos unos cuantos litros de vino y unos pañuelos de esos pa’l cuello (ahora son morados, pero creo que al principio eran blancos).
Nos fuimos al resort «Cascante» a duchar y cambiar, tiramos un poquito de mueble-bar (caja de botellas de agua) y a visitar a la familia de Monge que, como cada año, nos trataron de lujo. Nos pusieron unos pintxos de morcilla y unos macarrones que hacía mucho tiempo que no comía unos tan buenos.
Después de esto nos fuimos a las orquestas y a seguir alternando un poquito… y antes de que se hiciera de día, pero no mucho antes, al sobre… rotos.
(Este post no incluye fotos – otro año más – por petición expresa de los afectados)