Jueves, 6 de Noviembre de 2008.
Empezó el día con cachondeo porque en el lugar donde fuimos a recoger el coche de alquiler contratado nos decía que la empresa intermediaria no había confirmado el pedido. Después de unas cuantas llamadas telefónicas, de %$&#@ en todo lo que se meneaba y más, tuvimos suerte y el encargado nos ofreció un Fiat que tenían disponible, bastante majo y por un precio ajustado. También comprobé que el inglés y el francés aquel del instituto me servían para algo y, después, que se me da bastante mal manejar el embrague de un coche de gasolina.
Una vez en marcha nos dirigimos a Muiden, un castillo que encontramos al norte de Amsterdam. Al ser el primero con el que topábamos nos llamó la atención sobremanera, luego te das cuenta que hay bastantes y todos son parecidos, con todo, merece la pena pararse a observarlos.
El primer destino turísito sería Volendam villa preciosa con todos los tipismos holandeses. Canales, casas estrechas y altas, unifamiliares, sin cortinas, de madera y pintandas de verde, cuidados jardines… etérnamente verdes.
Es común que los nombres de pueblos y ciudades acaben en -dam. Dam, significa dique y normalmente viene precedido por el nombre del río, por ejemplo, Amsterdam viene de Amster + Dam (dique del Río Amstel).
Después saltamos a Alkmmar, ya ciudad mediana (casi 100.000 habitantes) pero que conservaba su casa de pesas (edificio que encontramos en la mayoría de villas) y un mercado del queso que por infortunio no atinamos a cuadrar en fecha.
Para finalizar el día visitamos Haarlem, con su molino de viento, sus canales y sus tulipanes, que delataban su origen neerlandes.
Vuelta a Amsterdam, siempre haciendo caso al GPS, a Sloterdijk, estación de cercanías con Parking vigilado, por si las moscas, ya que nos habían advertido de lo complicado e inseguro de aparcar en la capital. Una vez aquí de nuevo, a cenar y a la cama, que queríamos aprovechar el viernes a tope para ver más ciudades holandesas.