[…] los feligreses se quejaban de que se les concedían menos derechos y prestaciones que a los inmigrantes recién llegados. Comprendo su indignación. Es de todo punto injusto que un inmigrante, recién llegado, acceda a bienes de consumo, asistencia sanitaria, vivienda, educación, trabajo, etc., que a ellos se les niega. Sin embargo, tenían mejor aspecto que “los recién llegados” que he visto en las imágenes de los informativos, donde aparecen ateridos de frío, envueltos en mantas y, a veces, en camillas, o apoyados en guardias civiles y miembros de la cruz roja porque apenas pueden caminar. […]
[…] amenaza, porque rebajan los salarios al estar dispuestos, según sus detractores, a trabajar por menos dinero que un español, lo cual les situaría en el escalafón más bajo del mundo laboral […] Entonces, ¿por qué se sienten amenazados? ¿Es una consigna? Yo desde aquí quiero enviarles un mensaje de tranquilidad y esperanza: Los pobres nunca han sido un peligro sino, más bien, una fuente de riqueza. Así de cruel, pero así de sencillo. […]
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