Después de recuperar fuerzas en el televisivo colchón inflable (donde se duerme bien, no os creais) fui de nuevo a reencontrarme con las churris y dispuestos a aprovechar bien la playa. Tercera costa de la semana y, sinceramente, en calidad la peor de todas. Si tanto Huelva como Cádiz habían sido lugares de playas salvajes, apenas pobladas y con aguas frescas y dignos oleajes, la de Torrevieja y Guardamar la encontraba masificada, con tímido oleaje a pesar del Levante fuerte, y, casi caldo acostumbrado a las temperaturas de las aguas de Gredos y Alardos.
Aprovechamos también el Domingo para dar una vuelta por la noche de Torrevieja. Eli, Ana Cris, David y yo (el lince) fuimos a la urbe para tomar unas copichuelas (refrescos). Para ser pleno verano (día 20 de Agosto) no estaba muy animado el tema y después de ver a mucho macarra y friqui por los pubs nos fuimos buscando algún sitio que aguantara abierto hasta más de las cuatro de la mañana… pero estaba todo muerto. Después de dar un largo pero agradable paseo volvimos cada mochuelo a su olivo y echamos así el cierre a la primera semana de vacaciones.
El lunes repetimos tónica. Relax y playa. Playa y relax. David se nos quedó sopa mientras veíamos a Lucas así que nos tomamos una copilla en la terracita de Churri’s Place y poco más. Allí me quedé a dormir pues me invitaron a pernoctar (a cambio les regalé un desayuno con churros por la mañana) y ya en sueños volvía a preparar los macutos, Marina D’Or me esperaba. Echaba de menos a Crisa, esa rubia tan especial que hacía tanto que no veía.