Otro año que se va para nunca más volver. Un montón de cosas buenas (para disfrutar) y algunas cosas malas (para aprender, ¿no?) que forman parte de esto que se le llama vida. Año que recibí en Madrid, con la familia, lo despediré en el pueblo, con los amigos.
Difícil siempre hacer resumen del año, item más con mi memoria, selectiva, interesada y desordenada, pero bueno, se intentará al estilo "Doce meses, doce cosas (o más)"
En Enero, para empezar en buena forma, mucho deporte (ya lo dife el refranero: "Quien pasa el mes de Enero, pasa el año entero") repetí en la Media Maratón de Getafe. Más de dos horas corriendo, échale.
En Febrero, haciendo caso al refranero de nuevo que dice que "sale el oso del osero", me fui de excusiones. Para empezar, a Bilbao. Magníficos carnavales con Zigor (¡Ese anfitrión!), Osquitar, Esther, Luis, Txelu, Irene, Tania y toda la buena gente de allí. Una semana después, a casi mil kilómetros de distancia, a Sevilla, a ver a mis primos y, aprovechando la coyuntura, al campo del Betis a ver la victoria contra el Depor.
Marzo (… mientras más me des, más me alzo) no fue lo mejor del año, la familia en el hospital fue la mala noticia, la buena, las vacaciones de Semana Santa, que por lo menos ayudaron a despejarse un poco.
Abril, "la flor empieza a salir", y también los pisos a levantarse. Al fin comenzaban a mover tierra y demás de lo que, en un futuro, será mi casa… para Octubre de este año está planificada la entrega. Ganas "habemus".
Mayo, "las mañanas de mayo, las mejores del año", se aprovechó también para viajar un poquillo. Santander primero (mil gracias, Alvaro) y Talavera después (¡Fernando, crack!) fueron estupendos destinos que espero se repetirán. Alegrías deportivas, el Estu en semifinales de ACB y el Betis en puestos de Champions y en la final de la Copa del Rey.
Junio, "cielo de junio, limpio como ninguno", tocamos el idem. El Betis se proclamó Campeón de la Copa del Rey en el Vicente Calderón. Estupendo comienzo del veranito que se llegaba.
Julio, "a fuego y a boda, va la aldea toda". Primero fue la boda de Meli y luego sería la de David (¡primos!), despedida de soltero rural… ¡sencillamente genial! Quedar cuartos en el campeonato de fútbol interempresas con los compañeros del curro fue una gozada.
Agosto, que "todo lo seca menos el mosto", fue la fiesta total. Cristos chicos, La boda del primo, Aste Nagusia (otra vez, Zigor, mil gracias). Unas vacaciones bien aprovechadas para despejar el "chorlito" de bits y bytes.
Septiembre, "frutero, alegre y festero". Tal cual; Moraleja de Enmedio, Alcorcón, Ciempozuelos, Fuenlabrada,… y finalmente Madrigal. Un no parar de fiestas patronales y conciertos para despedir la temporada estival… ¡que pena que me da!
Octubre, en teoría "no molesta la lumbre", se supone que hay que empezar a pasar frío. Pues no, nos plantamos en Marina D’Or. y bañito en la playa. Cumpleaños, compromisos varios… se acabó el verano… sniff, sniff.
Noviembre (Entre Todos los Santos y Navidad, es invierno de verdad). Y nos fuimos otra vez a Santander y de paso a Bilbao (con la txapela a medio lao) aquí sí a pasar frío, a mojarnos y a ver baloncesto (Estu-Bilbao en La Casilla). Otro finde cenita en casa con Karaoke. Puñetero esguince que me privó de disfrutar de unos cuantos partidos con el equipo del curro…
Diciembre, "sale el sol con tardura y poco dura". Cierto es, lo que menos me gusta del invierno es las pocas horas de luz (pobres Groenlandeses). La luminaria nunca defrauda y la fiesta de Navidad de la empresa tampoco. La gente se va de vacaciones (a mi no me quedan) y eso salva un poco la Navidad, que cada vez es menos.
Y llegará 2006, je, nos hacemos mayores. ¿Me darán el piso? ¿Habrá que mirar muebles? ¿Visitar al señor Ikea y demás? Posiblemente… como decían Los Beatles o Joe Cocker seguiremos "tirando p’alante"… With A Little Help From My Friends.