La primera partida fue un paseo, la segunda… también.
No hay rival. El equipo masculino volvió a arrasar en la esperada confrontación familiar navideña, Trivial Pursuit mediante. Dos partidas a cero, sin posibilidad de empate-desempate que otras veces salvó la vilipendiada dignidad del equipo femenino.
Las chicas recurrieron, como otros años, al cambio de taco de preguntas, a sucias tretas con el dado, a impugnación de respuestas por un "quitame allá esa coma", a "una avioneta y un helicóptero es lo mismo", etc.
Nada, un par de paupérrimos quesitos en su haber no justifica el nivel de conocimientos que se les supone… al menos para poder hacer la partida un poco más interesante.
Historia, geografía, ciencias, arte y literatura, deportes… incluso conseguir el quesito rosa fue coser y cantar. No hay color. Hermanita, mama, primitas, tías… tendréis que seguir estudiando para poder plantar cara al consejo de sabios que, por cuarta vez consecutiva, hace del juego un paseo triunfal.
Es muy triste ver en que se convierten un grupo de mujeres de tu misma sangre, cuando no saben encajar una derrota. A mi, cada año me aburre más jugar a esto, parecen que salgan derrotadas de antemano. No entiendo como sólo se dedican a marrullerías impropias del género femenino.
Cierto es que no hay rival, que por cuarto año consecutivo esto ha sido un paseo triunfal, pero empiezo a pensar que no dan más de si, y que no tiene tanto mérito ganar, visto su coeficiente intelectual, ¿no?
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