Domingo, 28 de Agosto de 2011.
Como ya vimos el día antes, nuestro alojamiento no era un gran lujo. Acostumbrados a los desayunos espectaculares de Asturias y Cantabria, hoy nos teníamos que conformar con tostadas y café nada más 🙁
Ya que estamos por estas latitudes vamos a hacer una visita a La Alberca, afamado pueblo de la geografía española.
Hacemos una visita larga y tranquila. Por las calles se ven numerosos puestos de artesanía, embutido, dulces y recuerdos varios. Las casas están muy cuidadas y destacan las vigas de madera. Algunas calles recuerda a las de Madrigal de la Vera, pero hay que reconocer que La Alberca está mucho más cuidado.
No queremos entretenernos mucho para subir a la Peña de Francia así que comemos rápido en un descuidado local (22€) y después de un paseo por la parte alta del pueblo y de hacer las pertinentes compras de embutido (18€) subimos el puerto.
Desde la Peña de Francia hay unas vistas fantásticas de la meseta, las Hurdes, Gredos, Bejar… ha merecido mucho la pena llegar hasta aquí arriba, a pesar del pésimo estado de la carretera.
Aún no es muy tarde, así que nos animamos a visitar Ciudad Rodrigo. Para ello bajamos por la parte larga del puerto, rozando la frontera con Portugal (el la radio solo sintonizamos emisoras lusas) y atravesando pueblos que parece que no han visto un extraño en mucho tiempo.
En Cuidad Rodrigo destacan sus murallas y la gran cantidad de palacios que atesora, aunque la mayoría son ahora negocios privados tales como bancos, fundaciones, etc.
Antes de ir a Torresmenudas a dormir nos acercamos de nuevo a Salamanca. Aprovechamos para cenar un delicioso bocadillo de jamón en la plaza (5€). Hay asamblea de perroflautas, unos treinta, no más. Y también está la tuna haciendo de las suyas. Es un ambiente animado.
Damos un paseo tranquilo por la cuidad apurando nuestras últimas horas de vacaciones. Mañana, volvemos a Madrid.