Domingo, 10 de Agosto de 2008, nos despertamos por último día en tierras asturianas. Tocaba volver a casa.
Cue nos despedía con sus verdes pastos y su olor a mar, verdes como los paisajes que veíamos desde el coche, que iban perdiendo clorofila a cada paso de puerto de montaña, con igual velocidad que recuperábamos grados de temperatura camino a la meseta.
Después de unas cuantas horas de coche, con relevos, llegamos a Alcorcón donde nos esperaba Osquitar y familia con la comida en la mesa, en la que narramos algunas de las anécdotas y cosas destacadas del viaje.
Finalmente, vuelta a casa, a Fuenlabrada, con calor, a remojarse en la piscina. Es duro darse un baño de cloro en el centro de la península cuando esa misma mañana, al despertar, veías desde la ventana el Cantábrico…
Buen viajecito, qué envidia…
Por cierto tengo dos dudas:
no has contado nada de «la cobra» del Titi, y también pones «osquitar y familia»… ¿a quién te refieres?
«La cobra» del Titi fue en Ribadeo… los detalles, boca a oreja 🙂
¿Tu crees que Osquitar nos iba a prepara un revuelto de trigueros? Pues no, claro, allí estaba Celia que habían vuelto de Madrigal.