Sábado, 9 de Agosto de 2008, nos levantamos tempranito para recoger la tienda de campaña y para sacar el coche del centro del pueblo que no quedaramos atrapados en el caos de la salida hacia Ribadesella. Siguiendo las instrucciones de la tienda Quechua y aún estando resacosos, apenas tardamos dos minutos en recogerla (¡¡bonus!!: ¡Entró en la funda habilitada para su transporte!). No tuvimos oportunidad de despedirnos de nuestras simpáticas vecinas.
Recogida la basura y demás enseres, cargamos todo al coche y buscamos aparcamiento en la salida de Arriondas que daba hacia Gijón, pues llevaríamos a nuestro anfitrión Javi de vuelta al hogar.
Antes, nos acercamos a la ribera del Sella para ver la salida de la carrera. Impresionante el canto del himno de Asturias y el sonido del golpe seco de los cepos que liberaba las palas. Impresionante la cantidad de corredores y de gente con ganas de pasarlo en grande. Impresionantes los tritones, con toda su resaca, animando y poniendo orden.
Volvimos a Gijón, con Javi y nos encontramos con Óscar y Ada, a los que dimos el relevo (unos vienen, otros se van) y con los que nos tomamos unas cañitas antes de ir a comer a una sidrería. Menos mal que en Madrid no tienen la costumbre de dejar el cazuelo o fuente con la comida para que te sirvas si no, pesaría 100 kilos más, fijo.
Y vuelta al oriente de Asturias, concretamente a nuestro último destino sería Llanes, donde nos esperaba, esta vez sí, la playa de la Ballota (la auténtica, no la de garrafón).
Llanes parece bastante turístico, un lugar muy bonito y cuidado y con muchas familias paseando por él en un ambiente muy "de vacaciones" así que nos fuimos directamente a uno de los pueblos próximos a buscar alojamiento, y lo encontramos en Cue en un hotel muy cuco en la orilla de la mar.
En Cue no había prácticamente nada así que salimos a dar una vuelta por Llanes para ver el pueblo y cenamos en una sidrería: Calamares (¡cómo no!) y pastel de pescado. Estábamos bastante cansados así que no nos quedamos de fiesta, aunque parecía que iba a estar bastante bien, una pena.
Finalmente sólo pudimos disfrutar de dos playas de la treintena que hay por la zona, así que nos hemos prometido volver pronto… quizá el año que viene.