Lunes, 4 de Agosto de 2008, después de comer las porras de rigor en Madrigal, ultimar compras de última hora en la Farmacia y con un poquito de retraso (Titi style) pusimos rumbo a tierras gallegas.
Plasencia, Bejar, Guijuelo, Salamanca, Tordesillas, Benavente,… van quedando atrás. En seguida cambia el paisaje, el cielo y la temperatura, entrabamos en Galicia.
Nos dirigimos a Foz, son más de dos las personas que me lo habían recomendado, destino al que llegabamos bastante cansados pues sólo nos habíamos parado a comer (en un portugués en la ancha Castilla) y a comprar ropa interior de calidad en un pueblo de cuyo nombre no puedo acordarme.
Una vez allí, notamos que el ambiente es húmedo y fresco, ya que habíamos dividido por dos la temperatura media (de los 40ºC de Madrigal a los 20ºC de Foz) pero no se está nada mal en manga corta y pantalones del mismo corte.
Tras buscar alojamiento y dar con la pensión del olor a viejuno, nos fuimos a cenar unos calamares (clásicos), croquetas y algo más. Encontramos la zona de marcha pero estaba bastante apagadita (salvo una discoteca de bakalao) así que un paseo para ver la playa y el pueblo, tomar un par de copillas de Ponche en una terracita a precio popular, y al sobre.
No era cuestión de forzar, había sido una jornada de larga de coche (más de 7 horas, unos 700 kilómetros) y nos esperaba por delante la visita a los pueblos pesqueros gallegos y una inesperada a San Andrés de Teixido. Así y todo, nos dieron las tres de la mañana por lo que no nos costó ni un minuto conciliar el sueño.
Pingback: Kodro - Javi » Vamos que nos vamos (al Cantábrico otra vez)